PAUL WASHER
Paul Washer en un sermon sobre la verdadera esencia del evangelio. Algo que se ha perdido con el tiempo.
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí - Juan 5:39(RV60)
Respuesta: El bautismo cristiano de acuerdo con la Biblia, es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida de un creyente. Este ilustra la identificación de un creyente con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección.
Respuesta: El caso de la “blasfemia contra el Espíritu Santo” en el Nuevo Testamento, es mencionada en Marcos 3:22-30 y en Mateo 12:22-32. El termino blasfemia generalmente puede ser definido como una “irreverencia desafiante” Nosotros aplicaríamos el termino a pecados tales como maldecir a Dios, o degradar deliberadamente las cosas concernientes a Dios. También lo es atribuir algún mal a Dios, o negar algún bien que deberíamos atribuirle a Él. Sin embargo, este caso de blasfemia, es uno específico, llamado “La blasfemia contra el Espíritu Santo” en Mateo 12:31. En Mateo 12:31-32, los fariseos, a pesar de haber presenciado irrefutables pruebas de que Jesús realizaba milagros en el poder del Espíritu Santo, clamaban que el Señor estaba poseído por el demonio “Beelzebú” (Mateo 12:24) Ahora, notemos que en Marcos 3:29-30, Jesús es muy específico acerca de lo que ellos cometieron exactamente: “la blasfemia contra el Espíritu Santo.”
Respuesta: Primeramente, es importante reconocer que esta no es una pregunta acerca de si Dios aún realiza milagros hoy. Sería ridículo y anti-bíblico decir que Dios ya no sana a la gente, habla a la gente y realiza señales y prodigios milagrosos en esta era. La pregunta es si los dones de milagros del Espíritu, descritos primeramente en 1 Corintios capítulos 12. 14, están aún activos en la iglesia de hoy. Esta tampoco es una pregunta de si “puede” el Espíritu Santo conceder a alguien un don de milagros. La pregunta es: ¿El Espíritu Santo concede aún hoy los dones de milagros? Por encima de todo esto, reconocemos absolutamente que el Espíritu Santo es libre de conceder dones de acuerdo a Su voluntad (1 Corintios 12:7-11).